A estas altura de la película está claro: el COVID-19 lo va a cambiar todo. No será un KIT KAT, más bien será un corte profundo en un melón, que lo dejará dividido en dos partes divergentes y sin conexión: el antes y el después del COVID-19.
¿Se veía venir esta catarsis? Algo, pero no tanto, últimamente en todos los foros empresariales se hacía referencia constantemente al cambio de época, al avance de la digitalización, al avance de los efectos del cambio climático, a la necesidad de organizaciones flexibles y al cambio de paradigma en la relación con los clientes. El empresario, afrontaba el momento convencido de la necesidad de cambio y ejecutando distintos procesos de implementación, que con mayor o menor grado de intensidad y acierto, afectaban directamente a vectores transcendentes de su gestión.Ya se vislumbraba por aquel lejano principio del 2020, (Enero, Febrero) más urgencia en los tiempos y un aterrizaje forzoso pero gradual, de nuevas tecnologías como el 5 G y Blockchain, que aceleraban la transición de lo más teórico, a lo más real e inmediato.
Y nos dió una lección, la lección de la Inestabilidad, la lección de lo desconocido, la lección de no saber lo que vendrá, la lección que queda resumida en la frase de nuestro admirado Mario Benedetti: "Cuando creíamos que teníamos todas las respuestas, de pronto, nos cambiaron las preguntas" ¿Y ahora que? ¿El mundo ha cambiado, pero la gestión empresarial no?
Permítanme que desde mi “Balcón” haga cinco humildes reflexiones y un aplauso, sobre algunos conceptos empresariales afectados por esta situación:
1. Beneficio: Buscar la rentabilidad y beneficio, direccionando la empresa hacia el cliente, se sustituirá por el resultado de contestar un interrogante: ¿Qué puedo hacer yo por mejorar la vida de las personas?
2. Inestabilidad: Ya no existe ni el corto, ni el medio, ni el largo plazo, (ni los presupuestos anuales) existe la INESTABILIDAD y "con estas armas habrá que jugar".
3. Innovación: La innovación y la disrupción, no serán términos exclusivos de StartUp y jóvenes trabajando desde garajes, serán herramientas imprescindibles en la gestión diaria y necesariamente permeable entre todos los trabajadores de todo tipo de empresas.
4. Flexibilidad: La resilencia necesaria requiere organigramas capaces de amoldarse a los cambios y ordenados en estructuras horizontales. Se acabaron los departamentos estancos y las disposiciones jerarquizadas. Habrá que ser ágiles para poder crecer en un contexto de cambio constante.
5. Sostenibilidad: Los plazos para afrontar la transición energética se reducen, sustituiremos hablar de “efectos en generaciones venideras”, por acometemos “un problema interiorizado, visible y que nos afecta a todos como especie”.
Y después de las reflexiones, el APLAUSO: estas visiones, podrán ser más o menos acertadas y muy subjetivas, el tiempo lo dirá. Pero el post COVID-19, tendrá enfrente una realidad incontestable: la capacidad de los Empresarios y Autónomos de este país, que con apoyo institucional o sin él, aportando el coraje, serenidad y esfuerzos necesarios, volverán a tener el papel fundamental que les corresponde como los principales creadores de progreso y desarrollo en el mundo que nos espera. Vaya por ellos mi “APLAUSO” del día, objetivamente merecido.
Mucho ánimo y mucha fuerza.